FC Barcelona creado por protestantes perseguidos

Gracias al impulso del suizo Joan Gamper

  • Los inmigrantes cristianos eran rechazados en aquella época a tal grado que nadie los dejaba practicar deporte tranquilamente.  
  • De la mano de su fundador un grupo de inmigrantes decidieron crear un club en Cataluña, donde pudieran jugar los de su misma condición.

Originario de Suiza, Hans-Max Gamper arribó a España con el cartel de ser un gran atleta, sin embargo, también tenía otra seña que marcó su vida en la península Ibérica: la fe cristiana que profesaba. 

Para aquella época, en el siglo XIX, en España aún estaban profundamente arraigadas las costumbres católicas, lo cual generaba un importante rechazo hacia otras religiones, tal es el caso del protestantismo y más aún si se era extranjero como fue el caso de Gamper.

Tanta era la persecución hacia los protestantes, que ni tan siquiera les permitían practicar deporte. Es por ello que el suizo junto a otro grupo de extranjeros protestantes decidió crear un club de fútbol bajo el nombre de Fútbol Club Barcelona, equipo que en el último año ha gozado de los aplausos del mundo por su despliegue futbolístico.

También conocido como Joan Gamper, nació 1877 en la ciudad de Winterthur en el seno de una familia que debió superar las vicisitudes, empezando con la muerte de la madre Rosine y la migración constante de la familia a causa de los compromisos laborales del padre.

En contra de estas dificultades Joan comenzó a destacarse en sus centros educativos por sus capacidades atléticas, y es por ello, que en los anales del Barcelona se le describe como un asiduo practicante del ciclismo, el atletismo, el rugby, el fútbol, el tenis y hasta el golf.

Ya en su etapa como adulto decidió trasladarse a Barcelona para encontrar trabajo, cuando hacía de cronista deportivo para dos periódicos suizos. Al llegar pronto se comenzó a congregar en la Iglesia Evangélica Suiza, que para aquel momento se reunía conjuntamente con la Iglesia Evangélica Luterana.

En ese lugar pudo conocer a varios muchachos vecinos del barrio de Sant Gervasi, con los cuales jugaba al fútbol en la calle. Así transcurrió un año de su estancia en Barcelona, hasta que logró que de Suiza le enviaran un balón oficial. Al lado de varios jóvenes protestantes que querían jugar y con una pelota de verdad comenzó su promoción para crear un club de fútbol formal, donde se pudieron reunir los de su misma condición.

Da la sensación de que el proceso fue fácil, pero la realidad fue otra. La acérrima persecución que vivieron los integrantes del insipiente club al ser extranjeros y a su vez protestantes provocó que antes de terminar el primer año de vida del equipo la mayoría de los integrantes hubiera desertado.

Una vez más Gamper tuvo que oponerse a las adversidades que lo rodeaban para capitanear el club antes que desapareciera y lo logró. Bajo su tutela los éxitos deportivos fueron abundantes; su fama como director traspasó fronteras españolas y todo el mundo futbolístico le reconocía una capacidad de liderazgo fuera de lo común. Es esa misma  condición y a causa de sus profundas convicciones éticas y religiosas que lo combatieron tenazmente.

Durante sus 25 años al frente del Barça le acusaron incesantemente con todo tipo de calumnias. Los rivales deportivos eran incapaces de ganarle al Barcelona en los campos de juego por lo que se dedicaron a atacarlo personalmente con el fin de destruirlo a él y, de rebote, al equipo. Joan Gamper, en la medida que pudo, acudió al amparo de la Justicia para reivindicar su buen nombre.

Finalmente todo se vino abajo cuando un el 14 de junio de 1925 y con motivo de un acto organizado para recaudar fondos para el club unas catorce mil personas presentes, abuchearon el himno nacional español y ovacionaron el himno nacional inglés, que interpretó una banda de marineros que visitaban el puerto de Barcelona.

Esto provocó la ira de las despóticas autoridades españolas, que comandadas por  el dictador Miguel Primo de Rivera intervino el Barça acusando a Gamper de fomentar el catalanismo. El suizo fue expulsado de España y el campo se mantuvo clausurado durante seis meses.

Ese fue el ocaso de su carrera como dirigente del FC Barcelona, ya que tras volver de Suiza después de su forzado exilio, nadie le quiso dar la posibilidad de incorporarse de nuevo a su amado Barça.

Mucho tiempo después se creó el Trofeo Joan Gamper, también conocido habitualmente como el Gamper en reconocimiento a su persona, el cual es un torneo amistoso de fútbol que organiza el FC Barcelona anualmente. Este torneo comenzó en 1966 gracias a la iniciativa de Enric Llaudet, por entonces presidente del club.

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